Calar Alto como paradigma

Seguimos conociendo datos sobre ese despropósito en que también se ha convertido la polémica sobre la pervivencia del Observatorio de Calar Alto, siendo el último escenario del espectáculo el salón de plenos del Senado, como antes lo fue la comisión de Innovación del Parlamento de Andalucía, y como antes lo fue en los propios medios de comunicación.
Lo de Calar Alto es un ejemplo más de que algunos sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, por que lamentarse en el año 2013 de que el observatorio está abocado a su cierre, es bastante paradójico en quienes debían saberlo desde tres años antes.
Sí, el ministro De Guindos se lo dijo así de claro al senador socialista Juan Carlos Pérez Navas, que en el año 2010 el instituto alemán Max Planck comunicó oficialmente que esta instalación ya no era prioritaria para ellos, por lo que daban por concluida su vinculación en el año 2013, cuando cumplía el convenio entre ellos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Por tanto, el entonces gobierno socialista sabía lo que iba a ocurrir en 2013, pero no hizo nada, ni prepararse para asumir en solitario el coste, ni ponerse en contacto con la Junta de Andalucía -también socialista- para buscar una fórmula conjunta, ni convencer a los alemanes que se quedaran renegociando su participación. No hizo nada.
Por no hacer, ni tan siquiera pidió la revisión del sueldo de su director, que superaba ostensiblemente el de cualquier ministro español, e incluso el del propio presidente de Gobierno. 
Ahora el ministro De Guindos se felicita por cantidad y calidad de los astrofísicos españoles, como si los hubiera parido él mismo, y Pérez Navas reclama la paternidad de los mismos diciéndole que al menos en esto no cabe aludir a la "herencia recibida".
Es verdad que el Gobierno central no se pronuncia sobre el futuro de esta instalación. No ha dicho que la vaya a cerrar, tampoco que la vaya a mantener abierta, ni que en caso de hacerlo seguiría funcionando igual o que lo haría de modo distinto. El ministro se ha limitado a decir que están buscando fórmulas para que siga adelante, y ha aludido a las negociaciones con los alemanes y con el Gobierno andaluz.
Y esa es otra. Escuchar a la parlamentaria Rosalía Martín pedir soberanía andaluza en Calar Alto sin hablar de poner ni un euro, es como un brindis al sol... bonito, pero sólo sirve para que el vino se caliente, lo que lo acaba poniendo malo.
PSOE e IU en el Parlamento de Andalucía reclaman que Calar Alto siga abierto, y que como está en suelo andaluz, la Junta de Andalucía tenga voz y voto, y esto está bien, y como andaluces hay que estar con esa propuesta; es más, reclamaban la participación de las diputaciones de Almería y Granada y la de los pueblos limítrofes. Todo eso -insistimos- es bonito.
Pero lo cierto es que cuando en nuestro parlamento José Jesús Gázquez, del Partido Popular, anima a que el Gobierno andaluz se haga cargo de la mitad de lo que pone el Gobierno de España (lo que vendría a ser un 25% del total del presupuesto del observatorio) se le responde que no, que primero la "soberanía" y luego... ya veremos. En realidad, lo uno tendrá que ir indisolublemente unido a lo otro.
En cualquier caso, aquí se obvia lo esencial, y es la utilidad de estas instalaciones. De esto, que es lo fundamental, no he oído hablar a nadie en ningún foro.
Sabemos de la importancia que ha tenido hasta el momento, pero si los alemanes, que fueron los precursores del proyecto, han decidido abandonar... será por algo. Si resulta que lo que se hace en esta instalación es "alquilar" tiempo y medios de observación, y resulta que el principal socio abandona... será por algo.
Si resulta que este observatorio debía sostenerse por si mismo en base a esos ingresos por uso, y resulta que está económicamente desahuciado, habrá que ver qué ha fallado y si tiene arreglo el agujero. Y por último, habrá que planearse si realmente tiene interés mantenerlo y para qué. 
Es verdad que la parlamentaria de IU apuntaba a investigaciones que distintos organismos científicos dependientes de la administración autonómica podrían canalizar en Calar Alto, pero suena a retórica, ya que si en la actualidad se están haciendo en otros sitios, habría que explicar si se pueden traer a Almería o no y con qué consecuencias (¿cerrar otros centros? ¿echar a científicos de otros? ¿trasladar a los científicos de provincia o continente?)... y si no se están haciendo, habría que explicar en qué se fundamente que ahora se vayan a abrir esas líneas de observación.
Aquí, falta lo principal, que es la explicación de por qué los alemanes dijeron en 2010 que se iban en 2013 ¿qué razones hay? Porque si resulta que las instalaciones (por medios, ubicación, personal o coste) no les interesan ¿por qué hemos de suponer que interesarán a otros? ¿y si a ellos no les interesan por qué nos van a interesar a nosotros en solitario?
No digo que no tenga explicación, sólo que no nos la han dado. Esperaremos. Tempus fugit. Pues eso.

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