Elogio del despilfarro

No recuerdo exactamente la pregunta, pero sí que el diputado por Almería del Partido Popular Rafael Hernando, se refirió a cómo el PSOE había "criminalizado" el sector de la construcción, y aludió a que más allá de los constructores y los promotores, más allá de los especuladores del suelo y la vivienda, había que dejar claro que "sector de la construcción" son los albañiles, que son los electricistas, los carpinteros, los trabajadores del mármol... y que el "ladrillo" es lo que movía todo eso y mucho más (se me ocurren las casas de comidas, los bares, tiendas de ropa...).
Cuando tanto están hablando de austeridad y elogiando sus virtudes conviene coger las palabras de Hernando y darles la vuelta para ver dónde nos puede llevar esa desenfrenada lucha contra el despilfarro que el PP está comenzando a poner en práctica allá donde gobierna.
Permítanme un poco de corporativismo y que empiece por lo que mejor puedo conocer, que es la comunicación en general. La crisis se está cebando brutalmente con los periodistas: cierran periódicos, televisiones, radios... miles de periodistas han ido a la calle desde que comenzó sencillamente por que la "austeridad" aconseja reducir la inversión publicitaria de las instituciones. Los periodistas que aún siguen con una nómina lo hacen explotados en la mayor parte de las ocasiones, y con el miedo en el cuerpo de si serán los próximos en visitar el SAE.
Hablemos de otro "despilfarro" al que se le está poniendo coto. De los catering habituales en cualquier acto público protagonizado por la administración hemos pasado a la "austeridad" absoluta que significa que los camareros que los servían ya no lo harán, que los cocineros que los preparaban ya no lo harán, que los transportistas que los llevaban ya no lo harán... y en definitiva que la empresa que los suministraba ya no lo hará, facturará menos, reducirá personal y habrá más paro, y los que trabajan, lo hacen explotados.
La lista de contraindicaciones de la "austeridad" es muy larga, y en base los argumentos anteriores podemos analizar qué significa la reducción de coches oficiales por ejemplo: menos coches comprados/leasing suponen menos ventas en los concesionarios, que a su vez tendrán que prescindir de personal o el que tiene verá mermados considerablemente su ingresos por comisiones, lo que empeora su calidad de vida; y de la misma manera, menos coches son menos conductores, lo que no es otra cosa que más parados.
Vayamos a un caso de claro "despilfarro" como son las embajadas catalanas de las que tanto se ha hablado, y es que si se suprimen, todas esas personas irán al paro, y si alguna de ellas es recolocada será a costa de echar a otros menos "enchufados", pero sin trabajo se quedarán muchos. Además está el material de oficina que dejará de comprarse, los viajes que dejarán de hacerse, las comidas que no se harán... y todo eso es reducción de facturación en terceros y por lo tanto más paro.
Invito al lector a mirar desde esta óptica cada nueva medida de ahorro que escuche, y que valore las virtudes del despilfarro.
En cualquier caso, lo lamentable es que de lo que el ciudadano se da cuenta es de que al menos aquí, en España, en Andalucía, la ciudadanía se divide en dos, los políticos y quienes no lo son. Los trabajadores se quedan en paro o son explotados, los empresarios ganan menos, pierden dinero o incluso tienen que cerrar, pero los políticos no, los políticos colocan a su esposa o a su marido, colocan al hijo o a la hija, al yerno y a la nuera si hace falta, cobran sin retrasos ni dudas, y las dietas les ajustan la nómina.
Tal vez -sólo tal vez- la clave sería "austerizarlos" a ellos y mantener el "despilfarro" que a tantos da que comer aunque sólo sean lentejas.

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