La clave es Abengoa

En estos primeros días de lectura rápida por el sumario de la Operación Poniente, destacan varias cosas, que de nuevo vuelven a permitir los movimientos político-empresariales que se ocultan -a veces de modo sin éxito- detrás de ciertos medios de comunicación.
Si hace unas semanas sorprendió a propios y extraños que sólo COPE y Onda Cero se hicieran eco de que la Fiscalía Anticorrupción investiga al empresario almeriense Cosentino, pero bastaba mirar la publicidad que en esos días lucían esos medios para comprender su silencio, hoy con la Operación Poniente ocurre algo similar.
Si tras el levantamiento del secreto dictado por la juez Peña sobre las llamadas intervenidas, los medios de comunicación más potentes se dedicaron a airear el dispendio del que hacía gala el entonces interventor municipal del Ayuntamiento de El Ejido, José Alemán, o de las cacicadas -presuntas- del alcalde Juan Enciso, en vez de entrar en el eje de la trama, ahora ha ocurrido lo mismo.
Algún director de periódico llegó a decirle a un político que no publicaría nada de la parte política que se reflejaba en las llamadas porque para él, eso era prensa rosa. Al final tuvo que publicarlo porque otros medios, muchos más modestos como Noticias de Almería, sí que nos decidimos a narrar esa intrahistoria política que relacionaba al PAL y al PSOE, en la que salía el todopoderoso Martín Soler, en la que salía Juan Antonio Segtura, en la que salía Diego Asensio...
La frase clave de lo visto hasta el momento no es otra que la contenida en un informe de la Intervención General del Estado contenida en el sumario, y que afirma que Abengoa "renunció a una gestión solvente" de Elsur, la empresa mixta de servicios municipales de El Ejido, de la que poseía de un modo u otro, el 70% del accionariado.
Y es que muchos nos hemos venido preguntando cómo era posible que en todo este entramado Abengoa saliera ilesa. Es decir, muchos nos preguntábamos cómo era posible que la empresa que tiene el 70% del accionariado, el 70% del consejo de administración -aunque el alcalde de El Ejido sea el presidente- la que pone y quita gerentes, la que pone y quita cargos directivos, la que supervisa la contabilidad (contabilidad hecha por su propio personal al fin y al cabo), pues no se hubiera enterado de nada.
Pues sí, sí que lo sabía todo, según este informe, pero miró para otro lado, renunció a gestionar Elsur de un modo profesional. ¿Cual es la razón?
Mientras llega la hora de la verdad, quizá otros prefieran seguir mirando facturas falsas -cuya existencia se conocía- o quieran seguir hablando de las bravuconerías de Enciso y Alemán, de sus gastos, de sus fiestas, pero ellos son solo la punta de un iceberg que está a punto de hundir el Titanic.

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