La Cataluña que da lecciones

Es constante, y además nos viene de todos los partidos políticos, unas veces de un modo burdo y otras más sibilino, pero la andalufobia de los catalanes es la hostia nuestra de cada día.
Esa Cataluña del seny, la del sentido común, es la que pasea una actriz porno por Madrid en nombre de un partido político nacionalista montado por un señor que se quedó en calzoncillos en un aeropuerto, o que puso a un equipo de fútbol plagado de no catalanes a reivindicar un estatuto de autonomía que sólo salió aprobado por la mínima en una participación de poco más de un tercio del censo electoral.
Esa Cataluña es la que tiene un partido político cuyo mensaje es un tipo con antifaz y embutido en una mapa de España pintado de rojo y amarillo, robándole la cartera a un señor que va entrar en su casa... y es que hay que ser tonto para no ver que se te acerca semejante payaso, y dejar que te meta la mano en el bolsillo de atrás. Ese mismo partido es el que tiene un candidato que dice que él sí quiere la independencia, pero que no sabe qué piensa su partido al repecto.
Esa Cataluña razonable es la que inicia la campaña con un candidato vestido de superhéroe normal, y la sigue con una mujer en pleno orgasmo porque mete la papeleta del partido correspondiente en la urna. Eso sí, el candidato en cuestión, con su cara de acelga, y ante semejante ridículo generalizado afirma que no sabía que eso promocionaba su formación política. Ya le vale.
Esa Cataluña es la que tiene un partido que promociona su programa electoral mediante un videojuego en el que "mata" todo lo que le gusta, inmigrantes e independentistas incluidos. Pero también tiene una candidata que exhibe un vídeo en el que la cámara recorre una estupenda mansión en la que se ven un sujetador, unas bragas, botellas de cava, zapatos de tacón... una cama deshecha... y todo con una banda sonora de gemidos intensos y húmedos, para que la chica en cuestión aparezca al final envuelta en una toalla y amenace con quitársela.
Esa Cataluña seria es la que tiene un candidato que en las pasadas elecciones autonómicas salió desnudo en los carteles, y en esta sale vestido en medio de cientos de personas desnudas.
Pues esa es la Cataluña que no entiende a los andaluces cuando hablamos (lo cual, dicho de paso, me encanta... me alegra que los catalanes castellanohablantes no nos entiendan), la que insulta a Blas Infante entre otras cosas por reconocese musulmán y olvidando que es patrimonio de todos los andaluces, es la que llama incultos a nuestros hijos, la que que dice que no pagamos impuestos, la que dice que vivimos del subsidio o más directamente de ellos...
Esa esa es Cataluña, la Cataluña que nos da lecciones, la Cataluña que ignora que en Andalucía ya se escribían las leyes en verso antes de que ellos existieran, la que ignora que nuestra bandera es la enseña más antigua de Occidente, la que ignora que el 80% de las palabras que usan cuando hablan en castellano son de origen andaluz, la que ignora que en la II República nuestra estatuto no se aprobó porque se nos cruzó por medio la Guerra Civil (como a los gallegos, por cierto, pero de ellos nunca dicen nada... ¡cosas del norte!), la que ignora que también se preparó una Constitución propia en la I República, la que ignora que por ejemplo un andaluz encabezó la organización Solidaridad Catalana, la que ignora, la que ignora que es la tierra que más premios Nobel tiene en su haber, la que más líderes políticos acumula, la que es cuna del constitucionalismo, la que mantuvo a raya a los franceses, la que más tiempo aguantó con los maquis el franquismo, la que más rebelde fue contra el Absolutismo, la que ignora que el toreo no es algo "español" y sí lo es andaluz, como el flamenco (o en todo caso ambas cosas son tan españolas como el toro ese al que le queman los cuernos o los castillos humanos que culminan con un crío en un gesto de despreció a la seguridad de un menor)... la que ignora todo de Andalucía.
Y sí, la culpa es nuestra, la culpa es de quienes como José Montilla se hace nacionalista catalán cuando le interesa y nacionalista español cuando le viene bien, ignorando que nunca será en Cataluña más que un inmigrante útil, útil siempre que sirva a los intereses catalanes.
La culpa es nuestra, porque los andaluces siempre han ido pidiendo perdón por serlo, porque incluso cuando hay gente de fuera que a la que se destina a Andalucía, nos miran por encima del hombro, porque desgraciadamente aquí no se pide a los que vienen de fuera que sepan nuestras señas de identidad ni nuestra historia, ni conozcan nuestra cultura.
Es culpa nuestra por seguir tutelados. Por que tenemos un presidente madrileño que ha sido designado a dedo por su antecesor que era ceutí, por que la presidenta de nuestro Parlamento es de Valencia, por que el del TSJA es canario, por que han sido muchos los consejeros y delegados que ni nacieron en Andalucía ni han tenido nada que ver con ella hasta que les nombraron.. y esto no es comentario xenófobo, ni mucho menos, pero no pueden ser considerados andaluces quienes no ejercen de andaluces, hayan nacido donde hayan nacido. Como no pueden ser considerados andaluces los diputados y senadores que se van a Madrid y defienden los intereses del partido en vez de los de Andalucía.
A ver si los vamos poniendo en su sitio. Y luego tiramos de la cadena.

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