Con el corazón partío

Mientras ejerzo mi derecho al trabajo informando de cómo otros ejercen su derecho a la huelga, repaso las opiniones y valoraciones que hemos podido escuchar en los últimos tres meses en relación a la jornada del 29-S, esa huelga que nadie quería.
No sé sí la huelga será un éxito. Es más, no sé qué es un éxito en este caso, si que se paralice el país, si que se retiren las medidas aprobadas por el Gobierno, o si todo lo contrario.
Lo que no cabe es creer que la huelga ha sido secundada mayoritariamente de modo voluntario. Oficialmente ni PP ni PSOE la apoyan, y si nos atenemos a las encuestas de todo tipo que se han hecho (dos de ellas entre los lectores de Noticias de Almería) tanto por agencias especializadas para medios de comunicación, como directamente a través de páginas webs o micrófono en mano por la calle, el sentimiento absolutamente generalizado es el rechazo a la huelga. Insisto ABSOLUTAMENTE MAYORITARIO, por tanto, si finalmente la huelga resultara mayoritaria sería muy extraño.
Esta es por tanto, una huelga de corazón partío. Por un lado el PP está convencido de que las medidas contra las que protestan los sindicatos se quedan cortas respecto a las necesidades reales para superar la crisis, pero ven con buenos ojos el desgaste que la huelga supone para un Zapatero que está desaparecido en combate desde hace días y sobre todo, que carece de brújula y es incapaz al timón.
Por otro están los socialistas, que lógicamente rechazan las medidas antisociales de su propio Gobierno, pero saben que hay que mantener prietas las filas por dos razones. Una de ellas es que en el fondo saben que van en la dirección adecuada para salvar la situación, y por otro porque han de impedir que zozobre el barco PSOE y les arrastre a la oposición.
Y los sindicatos también con el corazón partío. Con todo el dinero, con todos los millones y millones que el Gobierno les ha ido dando durante estos seis y pico años de modo directo e indirecto, no tienen ánimo para protestarle. Pero es que además, son conscientes de que nada va a cambiar, ya que la realizan después de aprobada la ley, y que habiendo podido aprovechar el cabreo ciudadano ante el incremento alarmente del paro, ante la recesión, ante la reducción de salarios de los funcionarios, ante la bajada de pensiones (pérdida de poder adquistivo si se quiere), ante la errática política del Gobierno, ante tantas y tantas cosas, han preferido esperar a que los ánimos se enfríen y la ley se apruebe para ponerse en huelga.
Pero además está la contradicción de que los sindicatos no la plantean contra el Gobierno, que es quien ha hecho la ley que les moviliza. Los vídeos de UGT son muy significativos en ese sentido, y apuntan directamente al empresario que, objetivamente, se limita a aplicar la ley para contratar o despedir... el empresario sólo puede moverse en el margen que marca el Gobierno.
Eso sí, los mismos que en Madrid protestan contra Esperanza Aguirre como culpable del paro de la Comunidad, miran a la Luna en Andalucía, y no se les ocurre hablar de José Antonio Griñán.
Lo que no entiendo es porqué la UGT no expulsa de sus filas a un presidente de Gobierno que hace leyes que van en contra de los trabajadores. Y ya puestos a Corbacho también. Y a Chaves.


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